Siempre
que organizamos Trueques de Juguetes a través de la Red Social ReCreándome,
surge una pregunta de quienes vienen a troquear: “¿Este es juguete de chico o de chica?”
En
realidad ¿existen juguetes de chicos o chicas de manera específica? ¿son tan
latentes nuestras diferencias? O ¿la socialización las hace así?
Cuando
viene a “troquear” el menor sólo, en muchas ocasiones cambia por algo que le
gusta, simplemente, aunque según las edades se van decantando por colores y
formas estereotipadas, aceptadas y conformes a las reglas, según sea chico o
chica.
Esto no
sorprende tanto como cuando el niño o la niña viene acompañado de una persona
adulta y es este/a quien le dice: “este no lo elijas que es de chico” o “este
no, que es de color rosa, es para chica”.
Como
madre o padre ¿has pensando alguna vez cuanto estás limitando a tu hijo o hija
al hacerle elegir entre algo para chicos o algo para chicas?
Estos
días, buscando un cuento para regalar, me encontré con una colección de libros
cuya foto acompaño. Cuentos para niños
de color azul y para niñas de color rosa, diferenciado además por edades y por
supuesto, con historias diferentes. Le
saqué una foto y se la envié a una amiga, su ingenua respuesta fue “Qué bien,
cuentos separados por edades!” a lo que añadí “y
por sexos!!!”
¿Realmente
existen cuentos concretos para chicos y cuentos concretos para chicas? ¿A quién
le interesa que esto sea así? O es que ¿una vez metidas todas las personas en
el “cuento” ya no hay vuelta de hoja?
A estas
alturas de la historia me pregunto mientras observo el entorno que me rodea con
las gafas violetas bien puestas ¿Qué clase de cuentos me quieren contar?
Y a ti
¿aún permites que te cuenten cuentos?
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